Habitar una casa es una búsqueda constante de conseguir modos eficientes de mantenerla a una temperatura idónea, tanto en verano, como en invierno. Esta eficiencia energética, además de minimizar el impacto negativo en el medio ambiente, también nos proporciona un ahorro considerable en energía, ya sea eléctrica o de gas, por lo tanto, hay que buscar el modo óptimo de conseguir una vida confortable sin que eso perjudique nuestra economía familiar.
Aquí es donde entran en juego las calderas de condensación para mantener la vivienda calentita durante los duros meses de finales de otoño e invierno, además de proporcionarnos agua caliente, así que hoy os vamos a explicar qué es y los beneficios que conlleva instalarla, teniendo en cuenta
Qué es una caldera de condensación y cómo funciona
Antes de explicarlos los beneficios de las calderas de condensación, creemos conveniente explicar qué son y como funcionan. A diferencia de las calderas tradicionales que liberaban calorías residuales en forma de vapor y, por lo tanto, se perdía energía, las calderas de condensación aprovechan el calor emitido por los gases de combustión y lo extraen, es decir, convierten ese vapor en agua nuevamente para reutilizarlo, con lo cual resultan mucho más eficientes.
El funcionamiento mediante el cual consigue esto es relativamente sencillo: estas calderas enfrían los gases emitidos tras la combustión, normalmente gas natural o propano, para condensarlo y convertirlo en líquido y que así se pueda utilizar nuevamente para los radiadores y el agua caliente, así de simple.
Beneficios de una caldera de condensación
Como hemos mencionado al principio del post, la búsqueda de la eficiencia energética es fundamental a la hora de acondicionar un hogar, así que el principal beneficio de las calderas de condensación es el ahorro de combustible para calentar la vivienda, lo que se traduce en una reducción de la factura del gas natural o de propano, en el caso de que sea una caldera que funcione con este otro gas.
Además del ahorro en energía, e íntimamente relacionado con ello, está el hecho de que las calderas de condensación son menos contaminantes que las tradicionales, pues emiten menos gases, reduciendo así su huella de carbono.
La importancia de la regulación de temperatura
Para que la caldera de condensación tenga un funcionamiento óptimo y realmente presente una eficiencia energética hay que tener en cuenta la regulación de la temperatura de la caldera y se recomienda que sea baja y que se mantenga de forma constante. Normalmente, la temperatura ideal caldera agua sanitaria es de entre 55 y 60 °C, aunque en los días más fríos quizás haya que subirla un poco más. Si no tenéis claro cuál es la temperatura óptima, tenéis que consultar con el fabricante o al instalador cuál es.
Por supuesto, por otro lado hay que tener en cuenta la temperatura de los radiadores de condensación, el mayor ahorro se consigue manteniendo la casa entre 19 y 23 °C durante el día, y que por la noche se baje unos grados, hasta 17 °C.
Esperamos que esta información haya sido de tu utilidad y que tengas en cuenta las calderas de condensación si estás pensando en cambiar el sistema de calefacción de tu casa de uno eléctrico a uno de gas.