Luz cálida salón

La iluminación forma parte del interiorismo de cualquier habitación. La correcta combinación entre luz natural y luz artificial puede hacer que cualquier estancia tome forma, gane en volúmenes, y que, en definitiva, tenga un mejor aspecto y que sea más habitable. Para ello, hay que elegir bien todos los puntos de luz y hacia dónde enfocan, así como la correcta temperatura de luz, que variará dependiendo del lugar de la casa.

Hoy nos vamos a centrar en cómo iluminar el salón, así que hemos consultado con los expertos de Igan-iluminación las ventajas e inconvenientes de la luz cálida y fría para el salón, te contamos sus respuestas a continuación.

Luz cálida

Luz cálida sala de estar

La luz cálida es aquella que tiene colores «calientes», es decir, colores que tienden al amarillo o al naranja, como si fuese la luz de un atardecer o la luz de una vela. Como la temperatura de luz se mide en grados Kelvin (ºK), estaríamos hablando de entre 2.000 y 2.700 ºK.

Las principales ventajas de este tipo de iluminación es la creación de una atmósfera muy acogedora, ideal para relajarse cuando cae la noche, leer, ver el televisor, hacer ganchillo o simplemente tomar algo y charlar, ya que invita a ponerse cómodo.

Por otro lado, en términos de interiorismo, es una temperatura de luz que da mayor profundidad al ambiente, así que todos los muebles y los objetos se verán con mayor volumen y textura, menos planos. Además, es un tipo de luz que enfatiza los detalles de cada estancia, por eso es la que se suele poner en focos que dirigen la luz hacia un punto focal determinado, donde puede haber una obra de arte, por ejemplo.

En definitiva, la luz cálida o incluso muy cálida es perfecta si se quiere conseguir un salón que transmita paz y un ambiente muy cálido, especialmente en la parte de la sala de estar, pero hay que tener en cuenta que es una temperatura de luz con poca potencia y poca visibilidad.

Luz fría

Luz fría salón

Justo en el otro extremo tenemos la luz fría, es decir, aquella que emite tonos azulados, parecida a la luz de un día de invierno que está nublado. La temperatura de luz fría es entre 5.000ºK y hasta 10.000ºK, aunque lo habitual es que se elijan bombillas de unos 5.000ºK cuando se requiere de este tipo de iluminación.

Las principales ventajas de la luz fría es que mejora la visibilidad y alumna intensamente, lo cual la hace perfecta para ambientes en donde se necesita estar alerta o realizar tareas complicadas para la vista, como puede ser coser, cortar… Además, es una luz que ayuda a despertarse y a mantenerse concentrado, a lo que se le suma que puedes ver de forma realista el color que tienen los objetos.

Los inconvenientes de la luz fría es que dificultan el descanso, aplana los volúmenes de los muebles y objetos decorativos, resta profundidad al espacio, lo hace parecer una tienda, para entendernos.

Normalmente, se aconseja la luz fría para estancias como la cocina y el baño, donde se realizan actividades que pueden ser peligrosas, como cortar los alimentos. En el caso de que realicéis tareas laborales en el salón, que allí tengáis vuestro despacho o que sea un espacio en el que coséis o realizáis otro tipo de manualidades, como un pequeño taller, entonces sí que os recomendamos la luz fría, si no, no es la mejor opción.

Luz neutra

Luz neutra salón

Si no os podéis decidir entre luz fría o luz cálida para vuestro salón, entonces pensad en la idea de una luz neutra, que es aquella que emite tonos blancos, pero que se va más hacia el amarillo claro, como la que hemos en la imagen superior. Estamos hablando de bombillas de unos 4.000ºK.

Esta luz no llega a desvelar ni a aplanar los volúmenes, pero tampoco resta visibilidad ni induce al sueño, se trata, pues, de una luz para realizar cualquier tipo de tarea, con buena visibilidad y buen ambiente.

Esperamos que esta breve guía sobre las ventajas y desventajas de la luz cálida y la luz fría os hayan ayudado a tener más claro cuál elegir para vuestro salón dependiendo de su tamaño y de las actividades que allí realicéis.