Los cuadros han estado presentes en la decoración de cualquier ambiente desde tiempos inmemoriales, y son el elemento decorativo que más presencia tiene en el hogar para “vestir” una pared. Un cuadro es un elemento esencial en la decoración del hogar por el color y la armonía que aporta a los distintos espacios. 

Un cuadro transmite alegría y es un fiel reflejo de la personalidad de quien lo eligió. Debe integrarse y formar un todo con el resto de la decoración. Puede encontrarse en el salón detrás del sofá, en la cocina, en el dormitorio y por qué no, en el baño. 

Los cuadros modernos representan una excelente opción para decorar la sala

Los cuadros para el salón requieren especial atención al momento de su elección. Se complica al tener que hacerlo entre las diferentes temáticas, gama de colores, tamaños y formas. Siempre en los salones hay una pared, o dos, a las que se las suele decorar con cuadros. La pared que queda desnuda es la que queda detrás del sofá, pues del lado opuesto seguramente estará el televisor. 

Entre los muchos tipos de cuadros que existen los cuadros modernos representan una buena elección. Se pueden dividir en categorías temáticas; abstractos, urbanos, de flores, figurativos, de paisajes, de bodegones o geométricos, hay que elegir el estilo que más identifica a la persona. 

Las opciones son variadas, porque dependiendo de la medida de la pared, se puede colocar un solo cuadro, o más. Uno solo, bien centrado en la pared, queda muy bien siempre que esté acorde con la gama cromática del salón. Además, es importante considerar que la elección debe ser más chica que el tamaño del sofá que hay en el salón.

La moda permite incluir dípticos, trípticos y cuadrípticos que generalmente se colocan en forma apaisada. Se pueden colocar en forma horizontal o vertical. En algunos casos, dependiendo del estilo decorativo y del gusto particular de cada persona, es posible combinarlos con algún espejo, siempre que la pared y el ambiente lo permitan. 
Otra buena idea decorativa utilizando varios cuadros en una pared, es ubicarlos sobre una repisa común, la que se puede pintar con un color acorde a la tonalidad de la pared, pero un poco más claro o en blanco, para que se diferencie de ella y los cuadros tomen más notoriedad en el conjunto. 


Dependiendo de los gustos decorativos de cada persona hay otras ideas para decorar con cuadros que pueden tenerse en cuenta, como llenar la pared con cuadros colocados estratégicamente, ponerlos de a pares en forma ordenada o colgarlos del techo con cuerdas entre otras opciones. 

Elegir el cuadro abstracto adecuado para ese espacio especial

Los cuadros abstractos, además de estar entre los más elegidos por razones de diseños, colores y formas, revelan en gran medida la personalidad de quien los elige. Cuando se trata de elegir un cuadro abstracto para vestir una pared desnuda, hay que considerar que es un elemento que estará a la vista cada día de su vida, y deberá acompañar la decoración por mucho tiempo.

Para colocar un cuadro abstracto en una pared se debe tener en cuenta ciertas reglas en el momento de la elección que permitan una buena integración al entorno

Reglas para hacer una buena elección de un cuadro abstracto

Una de estas reglas son las dimensiones del cuadro, pues su tamaño debe ser proporcional al espacio disponible en la pared. Si es demasiado pequeño, se pierde dentro de la decoración, y si es demasiado grande, concentrará la atención en él. Si está colocado detrás de un sofá, el mueble es el que rige cuál es la medida adecuada.

Los colores y la textura es otra regla a tener en cuenta, pues deben estar de acuerdo con los colores del ambiente, los colores más vivos que rodean el espacio deben estar incluidos en el cuadro elegido. Las texturas son un poco más libres, pero si se tiene mobiliario rústico, es mejor que la textura del cuadro sea lisa.